Muchas familias comienzan en noviembre a decorar sus hogares preparando la Navidad. Cada vez esto es más común y claro, eso es cuestión de gustos y tradiciones. Aún estamos a tiempo de hacer algo bonito y original para decorar nuestro árbol, en la espera de la llegada del Niño Jesús, los Reyes Magos o Santa Claus.
Las bolas de Navidad personalizadas son un complemento ideal en la decoración navideña de nuestras casas o lugares de trabajo.
Personaliza y has diseños únicos
La personalización y lo hecho a mano está de moda, quizás porque estamos cansados de tanta producción industrial, impersonal y en serie. Cada vez más se apoyan iniciativas que nos llevan a la comprar de productos pensados en mi o en ti y no para millones de almas en el planeta.
Las bolas de Navidad decoradas con los nombres de los miembros de tu familia, con frases, palabras importantes o cualquier otro detalle único, destacan mucho y se sale de lo común y de la típica decoración navideña.
Ya el año pasado publiqué un post en el que explicaba cómo hacer bolas de navidad personalizadas con la técnica del falso lettering, es decir, aquella letra dibujada que a simple vista parece lettering, pero que no lo es.
Pues bien, gracias a la acogida que tuvo ese vídeo, este año he repetido vídeo, pero esta vez, no es un tutorial de cómo hacer, sino son ideas creativas muy puntuales para rellenar el interior de las bolas de Navidad, que suelen ser transparentes.
En bazares y tiendas de manualidades, se encuentran muchas cosas a precios bastante económicos. Tu puedes decorar con fotografías, purpurina, sellos, troqueles y muchas cosas más.
A continuación, te dejo los dos vídeos para que les eches un vistazo y sobre todo te sirva de inspiración para que tu también decores tus bolas de navidad personalizadas y originales.
¡Anímate! Las manualidades navideñas en familia es una forma de compartir y crear recuerdos entre los más pequeños y de paso, una terapia para aliviar el estrés a los adultos, alejarnos un poco de los dispositivos digitales, estimular la creatividad y la concentración. ¡Mejor imposible!
