En estos días he tenido la oportunidad de impartir mi primer taller de scrapbooking y ha sido una grata experiencia con la que cierro este 2021, año que termino con muchas alegrías por los objetivos y metas alcanzadas, pero con sensación de incertidumbre por la sexta ola de la pandemia que ya vivimos en España este mes.
Este taller lo impartí por invitación de Novo Copy Scrap, una pequeña tienda especializada en papelería bonita y todo lo relacionado con el scrapbooking. Es una tienda física de las pocas que van quedando en España, ya no digamos en Murcia. Laura, la propietaria, me invitó un día a formar parte de su grupo de chicas talleristas y no dudé ni un segundo en aceptar el reto.
El taller consistía en la elaboración de un Travel Notebook o cuaderno de viaje, más conocido como Midori. He de decirte que Midori es una marca japonesa de papelería que popularizo este estilo de libretas, gracias a que reconocidos artistas y escritores las usaron para documentar sus viajes. De ahí que la marca esté asociada al producto, como ha sucedido con Gillette y sus hojas de afeitar, Danone con los yogures o Kleenex, a los pañuelos de papel desechables.
¿Qué es un Travel Notebook, cuaderno de viajes o Midori?
Consiste en una tapa (que puede ser de cuero, ecopiel o cartulina), atada a una banda elástica y en el interior van unos pequeños cuadernillos.
Es un formato simple, pero, muy práctico, de poco peso y fácil de llevar. Se le suele llamar el «cuaderno eterno», porque a medida que van terminando las páginas de un cuadernillo lo sustituyes por otro, manteniendo así su peso liviano y las mismas tapas. Por tanto, siempre tendrás páginas y cuadernillos listos a tu disposición. Esas características son las que le han dado la fama de la que goza en la actualidad.
Estos Travel Notebook, cuadernos de viaje o Midori, tienen múltiples posibilidades que no se reducen solo a documentar un viaje. Puede usarse como diario, agenda, libreta de notas o apuntes o para hacer bocetos o scketches, etc. Aquí no hay límites y cualquier uso que le queramos dar estará bien. Puedes ver dos ejemplos de estos cuadernos de viaje, en la foto que he puesto a la derecha y abajo de estas líneas. Las otras fotos que te comparto son de distintos momentos que vivimos durante el taller.
Compartir conocimiento y fomentar creatividad individual
Además de aprender a elaborar un Travel Notebook de forma artesanal, en el taller aprovechamos para hablar de pegamentos, procesos de encuadernación, uso de herramientas básicas y encolado. Son técnicas de scrapbooking que siempre vienen bien tenerlas en cuenta para futuros proyectos.
He de decir que dentro de mí había un temor llamado don reloj. Había un runrún permanente que hacía temer no acabar el proyecto en la hora prevista, como así fue. ¿Eso era importante? No, y creo que a nadie se le cruzó eso por la cabeza y es que cuando estás disfrutando lo que haces, aprendiendo más sobre tu hobbie o descubriendo cosas nuevas y concentrada, creando cosas bonitas, te olvidas de móvil, del mundo y de sus problemas. ¡Qué importa si te demoras una hora más! No olvidaré lo que me dijo Laura: «un taller nunca termina en la hora prevista». Es cierto, yo misma lo he vivido cuando he ido a cursos de este tipo y ¿sabes qué? no pasa nada, porque te la estás pasando tan bien, que el tiempo es lo que menos importa.
Esta primera experiencia como tallerista me dejó nuevas amistades con quienes compartir sobre el apasionante mundo del scrabooking. Quedé satisfecha al ver los avances de las alumnas y la creatividad de cada una, porque un simple gesto como es seleccionar papeles, combinarlos y darles una forma, es dejar nuestro sello personal en el proyecto que estemos diseñando.
El grupo de alumnas se dividía en dos, adolescentes y mayores. Fue curioso ver las diferentes formas de creatividad en las dos generaciones. Algo que me pareció fantástico. Por ejemplo, vi combinaciones de papeles y colores que yo jamás usaría. Pues resultaban espectaculares y eran las propuestas de las chicas jóvenes. También estaba las iniciativas de las más veteranas, que eran diseños más sofisticados y elegantes. Un vergel de creatividad donde cada propuesta tenía su personalidad.
Después de más de cinco años haciendo scrapbooking de manera más continua, he comenzado una andadura a otro nivel y esta primera oportunidad como tallerista me ha devuelto a la fase de la docencia.
Muchos años después he vuelto a la rama de la formación sin buscarlo ni proponérmelo. Bien dicen que en la vida todo suma y nada pasa sin más. Por eso no hay que cerrarse a hacer una sola cosa porque la vida da muchas vueltas y lo que un día hiciste por hobbie, quizás sea de lo que vivas hoy o lo que hiciste de manera temporal, años más tarde sea tu trabajo principal.
Este nuestro mundo cambia constantemente y lo mejor que nos puede pasar es contar con múltiples herramientas de conocimiento para enfrentarnos al futuro de la mejor manera. ¿No te parece?